Capítulo 21 Mr. Wickham vuelve y remata la faena
El Sr. Collins sigue de morros pero, lejos de marcharse, se queda en Longbourn tal y como había previsto. Wickham se asoma en este capítulo con una aparición casi de puntillas que sirve para confirmar, una vez más, la historia que él había contado. Pero la atención se centra en la carta que recibe Jane desde Netherfield, en la que se le informa de varias noticias muy decepcionantes para todos…
La naturaleza pelota del Sr. Collins encontró donde explayarse a gusto en la figura de Charlotte que, conociendo lo mal
que le caía a Lizzy, y suponiendo que iba a ser tan sólo un par de días más, aguantó con estoicismo su parafernalia verborreica…
(Sr. Collins) Sus asiduas atenciones fueron transferidas el resto del día a la Srta. Lucas, quien le escuchaba con corrección, lo que resulto un alivio de lo más oportuno para todos, y especialmente para su amiga.
En esto, aparece Wickham, que le confirma a Lizzy su ausencia en el baile de Netherfield, por la presencia del Sr. Darcy.
(Sr. Wickham) Sin embargo, le admitió voluntariamente a Elizabeth que su ausencia había sido forzada y autoimpuesta.
A Lizzy esto le hace sentir bien. Confirma que, todo lo borde que fue con el Sr. Darcy en el baile, se lo tenía merecido, de manera que podía quedarse tranquila con su actuación. Sintió que su autoestima estaba a salvo…. de momento . El lógico efecto fue que se incrementó su simpatía por Wickham…
(Lizzy) Aprobó con firmeza sus padecimientos y tuvieron tiempo suficiente para hablar largamente sobre el asunto…. Durante el paseo, él dirigió especialmente sus atenciones hacia ella…
¿Atenciones? Aparentemente, así era. Pero, en realidad, Wickham estaba controlando a su presa. Tenía que asegurarse de que su mensaje se reforzaba y confirmaba, y nada mejor que envolver su actuación con lo que funciona de maravilla en las mujeres: la adulación, la atención y la escucha. La seducción del manipulador no es amorosa, sino narcisista. Lizzy estaba “en el bote”.
(Lizzy) Lizzy estaba encantada con las atenciones que recibía, y le pareció que era el momento más oportuno para presentarle a su padre y a su madre.
De verdad, ¿créeis luego la versión que dio Lizzy de que ella no estaba enamorada?¿Al menos ilusionada? (Lo lógico en estas primeras etapas). De alguna manera, también buscó la aprobación de sus padres y contribuyó, de manera terriblemente inconsciente e ignorante, a la estima en la que luego se le tuvo y que llevó a su hermana Lydia a tomar lo que probablemente fue la peor decisión de su vida…
Y todo, simplemente, porque su orgullo había sido herido en lo más profundo (“no es lo suficientemente guapa para tentarme”…). El resto, ya es historia.
En ese momento, su hermana Jane recibió carta de Netherfield, con noticias descorazonadoras. Lizzy se dio cuenta y toda su atención se dirigió hacia ella. Lizzy cada vez más nos va desvelando una faceta muy importante de su personalidad, y que tiene sus matices positivos y negativos: la enorme curiosidad.
(Lizzy) Elizabeth sintió tal ansiedad que retiró su atención incluso del Sr. Wickham.
Cuando las hermanas tuvieron un momento para ellas, por fin Jane le pudo explicar el contenido. Caroline Bingley le dedicó a Jane una gran cantidad de elogios y parabienes..
(Lizzy) Elizabeth escuchaba todas estas expresiones rimbombantes con toda la insensibilidad de la desconfianza.
Lizzy tiene en gran estima la capacidad individual para decidir, a través de la reflexión, sobre lo que es mejor para cada uno. Y, en este sentido, independientemente de lo que diga Caroline, confía en que Bingley hará lo que le dicte su corazón y su conciencia.
(Lizzy sobre Bingley) Es algo que tiene que decidir. Él es dueño de sí mismo.
Ahora Caroline le suelta a Jane el gancho de derecha en el estómago: lo más probable es que Charles se case con la hermana del Sr. Darcy, Georgiana.
(La Srta. Bingley sobre Georgiana Darcy) …. Tenemos la esperanza de que pronto podamos tratarla como a una hermana… mi hermano la admira profundamente.
A Caroline le está saliendo el azufre por la nariz. ¿Hacía falta realmente decirle esto a Jane?¿No era suficiente con anunciar su intención de no volver y ya está? Lizzy reconoce la maniobra manipuladora
(Lizzy) La Srta. Bingley se ha dado cuenta de que su hermano está enamorado de ti, pero quiere que se case con la Srta. Darcy. Le ha seguido hasta la ciudad con la esperanza de poder retenerlo allí, a la vez que intenta convencerte de que no tiene ningún interés por ti.
Ahora quizás os estéis preguntando por qué Lizzy en esta ocasión es capaz de percibir la tergiversación de Caroline y, sin embargo, está completamente incapacitada para darse cuenta de cómo está siendo ella manipulada por el Sr. Wickham. ¿No se trata de una habilidad, y que, si uno es capaz de percibirlo, lo hará siempre? Pues no, no es exactamente así.
¿Dónde radica la diferencia? Básicamente, en ser el objetivo o la presa del engaño. En este caso, el objetivo de Caroline es Jane. Y es a Jane a quien le cuesta digerir que haya una mala intención hacia su persona. Caroline quiere que Jane crea lo que ella le dice. Sin embargo, Lizzy tiene un cómodo papel de espectadora, lo que le permite cierta distancia para analizar lo que realmente está ocurriendo. En el caso de Wickham, ella es la presa, por lo que Lizzy va a creer lo que le dice él. Ya vimos como, en ese caso, las personas que estaban en ese segundo plano dieron aviso de que algo no era muy coherente en el discurso de Wickham y, sin embargo, Lizzy se aferró a su percepción. El éxito de la mentira no depende de la capacidad del engañado para detectarla, sino de la pericia del manipulador.
El siguiente comentario que hace sobre Caroline me parece genial. Y, como de costumbre, me parece tremendamente actual:
(Lizzy sobre Caroline) Si ella hubiera visto la mitad de amor del Sr. Darcy hacia ella, ya habría encargado el traje de novia.
Jane, al igual que Lizzy con Wickham, disculpa a Caroline. No puede estar engañándola intencionadamente. Pero esto se hace no tanto por pensar bien del otro, sino por no sentir el dolor y el horror de la mala intención de otros sobre uno mismo:
(Jane) Caroline es incapaz de engañar a nadie intencionadamente. Todo lo que puedo esperar es que, en este caso, sea ella quien se esté engañando a sí misma.
Lizzy comprende perfectamente lo que está haciendo Jane (desde el punto de vista psicológico). Lo que no se da cuenta es que ella está haciendo exactamente lo mismo sobre la bondad de Wickham y la maldad de Darcy.
(Lizzy) No podría habérsete ocurrido una idea mejor, ya que no te sientes cómoda con la mía.
Jane tiene más razones. Se coloca en el lugar de que su hermana tenga razón y que Caroline estuviera dándole simplemente los argumentos de sus deseos, pero no de la realidad.
(Jane) ¿Podría ser feliz, aun poniéndonos en el mejor de los casos, aceptando a un hombre cuyas hermanas y amigas están deseando que se case con otra persona?
Esta reflexión sí que me parece buena. Jane puede ver que, finalmente y con el paso de los años, la relación con las familias políticas pueden ser fuente de felicidad o de desgracia. Y, a veces, éste es un factor que hay que tener muy presente al elegir con quién se casa uno.
Lizzy, a su vez, puntualiza perfectamente la reflexión de su hermana.
(Lizzy) Si tras una deliberación madura, te das cuenta de que la miseria que puedas sentir por disgustar a sus dos hermanas sobrepasa a la felicidad por ser su esposa, entonces te recomiendo por todos los medios que lo rechaces.
Capítulo 22 Collins elige a Charlotte
Este capítulo va de esas cosas que hacemos sin darnos cuenta, con afán de hacer el bien y, sin esperarlo, trae sorpresas agradables. Me gusta mucho este capítulo porque es uno de los más sensatos del libro y, si alguien dijo que Jane Austen era romántica, aquí se desharían todos sus argumentos. Nos habla de cómo un mismo evento puede resultar un horror o un golpe de buena suerte, según lo perciba cada uno. La realidad no es como es, sino como la interpretamos y aquí las
- Mr. and Mrs. Collins
tenemos perfectamente descritas. ¿Con cual quedarse? Con la que le vaya mejor a cada uno.
Ya os comenté en su día en una entrada que a mi, esta parejita, me parecía que tenía muchas probabilidades de éxito….
(Lizzy a Charlotte sobre el Sr. Collins) Tus atenciones le mantienen de buen humor y te estoy más agradecida de lo que pueda expresarte.
Pronto se quedará con la boca abierta…..
… La amabilidad de Charlotte había llegado más allá de lo que Elizabeth hubiera podido imaginar; su objetivo fue tan solo asegurarse de que el Sr. Collins no volviera a cortejar a su amiga, dirigiéndolo hacía sí misma.
Pero el Sr. Collins había ido a Longbourn a buscar esposa. Así se lo dijo a Lady Catherine de Bourgh, así lo quería él, y la verdad es que el condado era como un huerto florido: había mucho donde elegir, y además, bien. ¿Qué Jane se iba a comprometer? No problem. Pasamos a la siguiente opción. ¿Qué Lizzy era una cabezota que pensaba que no podían hacerse felices mutuamente? No problem. Reorientamos el radar.
Collins, en su conocimiento supino y supercalifragilisticoespialidoso de la psicología femenina, interpretó las atenciones de Charlotte como un interés hacia su persona. La muchacha reunía a la perfección las sugerencias de Lady Catherine de Bourhg: de buena cuna, pero sin dinero; educada, pero no tanto que no supiera dirigir un hogar y administrar sensatamente los ingresos.
Así que, por segunda vez, el Sr. Collins se lanza al ruedo. Esta vez, con un poco más de sigilo y prudencia….
(Sr. Collins) a la mañana siguiente…. Se apresuró en dirigirse a la casa de los Lucas para ponerse de rodillas ante ella.
Charlotte le vio llegar y le salió al paso, completamente ignorante de sus intenciones.
(Charlotte) Ni se le había pasado por la cabeza que tanto amor y elocuencia le estaban esperando.
A estas alturas, ya nos podemos imaginar los aspavientos del Sr. Collins. Lo mejor que se nos puede ocurrir ante la escena es que Charlotte, dadas las tempranas horas de la mañana en que tuvo lugar la declaración, no hubiese desayunado todavía…
Peeeeeero… ¡aceptó! ¡¡¡¡¡¡¡¡Goooooooooooooooooooooooooool!!!!
… Pronto, todo quedó fijado entre ellos para la satisfacción de ambos.
Charlotte no estaba para demasiadas tonterías. Aguantó estoicamente el discurso de Collins, y aceptó inmediatamente. Cuanto menos tiempo le tuviera pavoneando a su alrededor, mejor. Sin duda, Charlotte sabía muy bien cómo llevar el temperamento del Sr. Collins…
… La estupidez con la que la naturaleza le había favorecido hacían que ninguna mujer deseara la continuidad de sus halagos.
Pero Charlotte tenía sus razones. Y muy buenas, por cierto. Al menos, sensatas. Y cuanto antes estuviera todo finiquitado, mejor.
… A la Srta. Lucas, que le aceptó tan solo por el deseo puro y desinteresado de establecerse en su propio hogar, no le importaba la rapidez con la que esto sucediera.
El enlace era satisfactorio para todos:
… Las hermanas más jóvenes se alegraron pues podrían presentarse en sociedad un año o dos antes que si su hermana mayor no se hubiera casado; y los hermanos se sintieron aliviados por el temor de que Charlotte falleciera siendo una vieja solterona.
La verdad, es que el panorama era desolador. ¡Quién le iba a decir a Austen cuando escribió estas líneas, siendo tan jovencita, que tanto su hermana como ella iban por ese camino! El hecho es que esto, que nos parece aterrador incluso en nuestros días, también lo era por aquel entonces. Qué paciencia y cuánto tuvieron que aguantar….
Charlotte reflexiona sobre su decisión:
(Charlotte sobre el Sr. Collins) No era sensato ni agradable…. Y sus sentimientos por ella debían de ser producto de su imaginación pero, aún así, sería su marido…
… el matrimonio era la única solución para las jóvenes bien educadas pero con poco dinero…
… aunque uno no podía estar seguro de poder hacer feliz o serlo junto al otro, era la forma más llevadera de librarse de la penuria…
… Se dio cuenta de cuán afortunada era
Charlotte, inteligente donde las haya, consciente de todo lo que había negativo en el enlace (que fue lo que hizo que Lizzy lo rechazara), también supo valorar lo positivo (que también lo había y, para ella, bastante). Realmente, y visto desde su perspectiva, fue un afortunado golpe de suerte… pero también estaba la perspectiva de su amiga ¡a ver cómo se lo decía a Lizzy!
… Aunque su decisión era inamovible, sus sentimientos se verían afectados por la falta de aprobación…
Charlotte, conociendo a Collins, le pide que le deje a ella que sea quien comunique la noticia a los Bennet.
(Charlotte y Collins) Ambos se prometieron mantenerlo en secreto, aunque no podía mantenerse sin cierto grado de dificultad.
Más cosas positivas para la pareja. Charlotte conoce perfectamente a Collins y hablan abiertamente. Se comunican y llegan a acuerdos sobre lo que tienen que hacer. Aunque os parezca mentira, es un muy buen síntoma de futuro entendimiento y complicidad entre ambos…
Collins está exultante y se tiene que estar mordiendo la lengua, pero tiene un compromiso con su prometida, y lo cumple a rajatabla…
La Sra. Bennet, confiando en que la estancia del Sr. Collins se deba a su elección de alguna de sus hijas, no perdía esperanza, y tenía su Plan C…
(Sra. Bennet)…. A Mary se la puede convencer para que le acepte…
Ya os he comentado en otros capítulos que, a falta de Charlotte, quizás Mary no habría sido una mala opción. Pero dudo mucho que, aunque con una convivencia tolerable, hubieran sido capaces de proporcionarse algún grado de satisfacción recíproca.
Lo dicho, un huerto con mucho donde elegir… ¡Ojalá las chicas hubieran podido decir lo mismo…!
Charlotte lanza la bomba:
(Lizzy) ¡Comprometida con el Sr. Collins! ¡Imposible!
Ahora mi querida Charlotte le pega un buen repaso a Lizzy:
(Charlotte) ¿Por qué te sorprendes, mi querida Eliza? ¿Te parece acaso tan increíble que el Sr. Collins pudiera ganarse la buena opinión de cualquier otra mujer simplemente porque no tuvo la fortuna de tener éxito contigo?
¡Toma del frasco! Se notan los cinco o seis años de ventaja que le llevaba Charlotte a Lizzy, en una edad crucial….
Y, por si todavía no la hubiera entendido bien, se lo deja claro meridiano:
(Charlotte) Sabes que yo no soy romántica, y nunca lo he sido. Tan solo quiero un hogar cómodo y, teniendo en cuenta el carácter del Sr. Collins, sus relaciones y su situación en la vida, estoy convencida de que mis probabilidades de ser feliz con él son las mismas de las que pueda presumir la mayoría de la gente que decide casarse.
Lizzy estaba estupefacta. Probablemente sentía a dosis iguales la sorpresa de que su amiga hubiera elegido a un hombre tan poco deseable (románticamente hablando), y la punzadita de que tan solo tres días después de hacerle a ella la propuesta de matrimonio, también se la hiciera a su mejor amiga. Hay que reconocerlo, es un pelín humillante.
(Lizzy)…. Un matrimonio tan desafortunado. La extrañeza ante la capacidad del Sr. Collins para hacer dos propuestas de matrimonio en tres días no era nada comparada con la de que alguien le hubiera aceptado.
Pues sí, Lizzy. A veces la razón tiene tiene razones que el corazón no entiende. Ni falta que le hace. En esta pareja, Charlotte sabe que tiene que mantener a raya las expectativas sobre la afectividad. Para LOS DOS es un matrimonio conveniente, ese es el objetivo, y los dos están perfectamente capacitados para mantenerlo. Probablemente, como la propia Austen relató en S&S sobre Marianne y el Coronel Brandon, con el tiempo y el respeto, aparecería el cariño…
(Lizzy) no se habría imaginado la posibilidad de que, cuando hubiera que ponerlo en práctica, su amiga sacrificaría sus mejores sentimientos por las ventajas mundanas.
Es que cada uno es feliz a su manera…
Yo ya os comenté mi opinión sobre esta pareja:
Y también sobre la cantidad de parejas en la vida y obra de Jane en la que había diferencia de edad, siendo ellas mayores que ellos (lo “cougar”):
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Chapter 21 Mr.
Wickham is back
(Mr. Collins) The assiduous attentions… were transferred for
the rest of the day to Miss Lucas, whose civility in listening to him was a
seasonable relief to them all, and especially to her friend.
(Mr. Wickham) To Elizabeth, however, he voluntarily
acknowledged that the necessity of his absence had been self-imposed.
(Lizzy) she highly approved his forbearance and they had
leisure for a full discussion of it… during the walk he particularly attended
to her.
(Lizzy) She felt all the compliment it offered to herself,
andi t was most acceptable as an occasion of introducing him to her father and
mother.
(Lizzy) Elizabeth felt an anxiety on the subject which drew
off her attention even from Mr. Wickham.
(Lizzy) To these highflown expressons Elizabeth listened
with all the insensibility of distrust.
(Lizzy on Bingley) It must be his own doing. He is his own
master.
(Miss Bingley on Georgiana Darcy) … the hope we dare entertain
of her being here after our sister….. My brother admires her greatly already.
(Lizzy) Miss Bingley sees that her brother is in love with
you, and wants him to marry Miss Darcy. She follows him to town in hope of keeling
him there, and tries to persuade you that he does not care about you.
(Lizzy on Caroline) Could she have seen half as much love in
Mr. Darcy for herself, she would have ordered her wedding clothes.
(Jane) Caroline is incapable of wilfully deceiving anyone;
and all I can hope in this case is that she is deceiving herself.
(Lizzy) You could not have started a more happy idea, since
you will not take confort in mine.
(Jane) Can I be happy, even supposing the best, in accepting
a man whose sisters and friends are all wishing him to marry elsewhere?
(Lizzy) If upon mature deliberation, you find tht the misery
of disobliging his two sisters is more than equivalent to the happiness of
being his wife, I advise you by all means to refuse him.
Chapter 22 Collins
chooses Charlotte
(Lizzy to Charlotte on Mr. Collins) It keeps him in good
humour and I am more obliged to you than I can express.
Charlotte’s kindness extended farther than Elizabeth had any
conception of; its object was nothing else than to secure her from any return
of Mr. Collins’s addresses, by engaging her towards herself.
(Mr. Collins) the next morning… he hastened to Lucas Lodge
to throw himself at her feet.
(Mr. Collins) for though feeling almost secure, and with
reason, for Charlotte had been tolerably encouraging, he was comparatively
diffident since the adventure of wednesday.
(Charlotte) Little had she dared to hope that so much love
and eloquence awaited her there.
Everything was settled between them to the satisfaction of
both.
The stupidity with which he was favoured by nature must
guard his courtship from any charm that could make a woman wish for its
continuance.
Miss Lucas, who accepted him solely for the pure and
disinterested desire of an establishment, care not how soon that establishment
were gained.
The younger girls formed hopes of coming out a year or two
sooner than they might otherwise have done; and the boys were relieved from the
apprehension of Charlotte’s dying an old maid.
(Charlotte on Mr. Collins) He was neither sensible nor
agreeable… and his attachment to her must be imaginary. but still he would be
her husband…
marriage was the only provision for well-educated young
women of small fortune…
however uncertain of giving happiness, must be there
pleasantest preservative from want.
She felt all the good luck of it.
Though her resolution was not to be shaken, her feelings
must be hurt by such a disapprobation.
(Charlotte and Collins) A promise of secrecy was of course
very dutifully given, but it could not be kept without difficulty.
(Collins to Mr. Bennet) Believe me, my dear Sir, my
gratitude is warmly excited by such affectionate attention
(Mrs. Bennet)… Mary might have been prevailed on to accept
him…
(Lizzy) Engaged to Mr. Collins! Impossible!
(Charlotte) Why should you be surprised, my dear Eliza? Do
you think it incredible that Mr. Collins should be able to procure any woman’s
good opinion, because he was not so happy as to succeed with you?
(Charlotte) I am not romantic, you know; I never was. I ask
only a comfotable home; and considering Mr. Collins’s character, connection,
and situation in life, I am convinced that my chance of happiness with him is
as fair as most people can boast on entering the marriage state.
(Lizzy) … so unsuitable a match. The strangeness of Mr. Collins’s
making two offers of marriage within three days was nothing in comparison of
his being now accepted.
(Lizzy) she had not supposed it to be possible that, when
called into action, she would have sacrificed every better feeling to worldly
advantage.