El éxito del efecto distorsionador de Wickham en Lizzy, y lo que dio de sí el ajetreado baile de Netherfield.
Capítulo 17
Estos dos capítulos son bastante
densos. No falta nadie. Ni siquiera Mr. Wickham quien, aunque no estaba
presente físicamente, había logrado que Lizzy fuera su mejor embajadora y
defensora. Si Lizzy en este momento hubiera sido consciente de que estaba
actuando como el ventrílocuo José Luis Moreno (Wickham) con su muñeco
Rockefeller (ella) la vergüenza que le hizo pasar su familia habría sido una
nimiedad con el ridículo espantoso que estaba haciendo ella. Pero esto,
todavía, falta mucho para ponerse en evidencia.
Una de las característcas en el
patrón de los/las manipuladores es que suelen ser encantadores e irresistibles.
Wickham sigue confirmando, uno por uno, los rasgos que podemos encontrar en
cualquier manual:
(Jane) no se atrevía a dudar de
la veracidad de un hombre de apariencia tan afable como Wickham.
Aquí se produce lo que en
psicología llamamos el “efecto halo”. Solemos pensar que una persona que es
buena en un ámbito de su vida, lo tiene que ser también en el resto. Así,
asumimos que una persona guapa es buena, que un buen cirujano es un buen
marido, o que una cantante virtuosa lo es también en otros aspectos de su vida.
Se trata de un error que comete nuestro cerebro, pero que los manipuladores (y
el marketing) utilizan con magistralidad.
(Jane) no tenía más remedio que
no pensar mal ni de uno ni del otro, defender la conducta de ambos y atribuir a
la casualidad o al error lo que de otro modo no podía explicarse.
Uno de los efectos del
manipulador es la confusión que crea. ¿A quién creer? Suelen contar cosas tan
abominables que al oyente le puede parecer mentira que se las pueda inventar;
pero que, a la vez, resulta difícil de creer que alquien las haya podido
cometer. Siempre van de víctimas. Quien no tenga
información de primera mano o haya sido testigo directo, prefiere no tomar
partido. Esto siempre juega a favor del manipulador, pues deja a su víctima
absolutamente indefensa y sin el apoyo que necesita.
Bueno, Jane parece que no se va a
dejar convencer por la vehemencia de Lizzy, que tiene las cosas muy claras.
(Lizzy) Creo que es más fácil que
la amistad del señor Bingley sea impuesta que el señor Wickham haya inventado
semejante historia con nombres, hechos, y que la cuente con tanta naturalidad….
Además, había sinceridad en su apariencia.
Otra de las características de la
manipulación es que el manipulador se inventa historias que suelen llenar de
datos, por lo cual es difícil dudar de su veracidad. Además, son los grandes
actores (fingidores) de las emociones que, por otro lado, no sienten. Son magistrales tanto en echar unas
lagrimitas, como en aparentar la más absoluta naturalidad ante hechos
gravísimos, lo que les da un aire de confianza y aplomo.
Por otro lado, el título original
de Orgullo y Prejuicio, Primeras
Impresiones, ahora se aplicaría también a Wickham. Lizzy, desde luego, no
dio una en el clavo. Se equivocó con Darcy y se equivocó con Wickham.
(Jane) Es realmente difícil, es
lamentable. Uno no sabe qué pensar.
(Lizzy) Perdona; uno sabe
exactamente qué pensar.
¡Ay, pobre Lizzy! Aquí me parece
oportuno apuntar que, lejos de lo que suele ser la opinión general, las
“presas” de los manipuladores no suelen ser las típicas personas “pringadas”.
Muy al contrario, nadie pensaría que una Lizzy pudiera sucumbir a un engaño:
¡con lo claras que tiene las cosas! ¡con lo fuerte y firme que es! ¡con los
pocos pelos que tiene en la lengua! Pues sí, Lizzy es la candidata perfecta a
ser tergiversada, para regocijo de la mente retorcida del Wickham de turno.
La familia ha sido invitada al
Baile de Netherfield, el “happening” social de la temporada.
(Invitación a Netherfield)
Elizabeth pensaba con deleite en bailar todo el tiempo con el Sr. Wickham.
Yo, a pesar de que al final de la
novela ella negó por activa y por pasiva (lógicamente, pues tenía que
salvaguardar su autoestima) que hubiera estado enamorada de Wickham, creo que
estaba bastante más pillada de lo que pensaba. Vamos, que tenía la esperanza de
terminar de hacerle a Wickham volverse loco por ella. Lejos estaba de saber que
Wickham estaba jugando con ella a un juego completamente distinto, y mucho
menos inocente.
Mary, la hermana menor, también
parecía disfrutar con la idea del Baile. Me reafirmo en que es la versión
femenina del Sr. Collins.
(Mary) Mientras pueda tener las
mañanas para mí, me basta. No me supone ningún sacrificio aceptar
ocasionalmente compromisos par ala noche. Todos nos debemos a la sociedad, y
confieso que soy de las que consideran que los intervalos de recreo y
esparcimiento son recomendables para todo el mundo.
Y, hablando de Collins, menudo
disgusto le va a dar a Lizzy:
(Sr. Collins) Aprovecho ahora
esta oportunidad para pedirle, precisamente a Vd. señorita Elizabeth, los dos
primeros bailes, preferencia que confío que mi prima Jane sepa atribuir a la
causa debida, y no a un desprecio hacia ella.
(Lizzy) ¡Ella que se había
propuesto dedicar esos dos bailes tan especiales al señor Wickham!¡Y ahora
tenía que bailarlos con el Sr. Collins!
Lizzy empieza a darse cuenta de
que se está cociendo algo a sus espaldas entre el Sr. Collins y su madre. Pero,
muy hábilmente (me gusta mucho esta actitud), lejos de entrar en una discusión
con su madre, prefiere desviar la atención a otro tema y solamente hablar de él
si llega el caso:
(Lizzy) Por primera vez se le
ocurrió pensar que era ella la elegida entre todas las hermanas para ser la
señora de la casa parroquial de Hunsford… Esta idea no tardó en convertirse en
convicción…. Su madre pronto le dio a entender que la posibilidad de aquel
matrimonio le agradaba en exceso. Sin embargo, Elizabeth prefirió no darse por
aludida, porque estaba segura de que cualquier réplica tendría como
consecuencia una seria discusión. Probablemente el señor Collins nunca le haría
semejante proposición, y hasta que lo hiciese era una pérdida de tiempo
discutir por él.
Capítulo 18
Nos vamos para el Baile de
Netherfield…
(Lizzy) Se había acicalado con
más esmero que de costumbre y estaba preparada con el espíritu muy alto para
conquistar todo lo que permaneciese indómito en su corazón, confiando en que
era el mejor galardón que podría conseguir en el curso de la velada.
“No, si a mi nunca me enamoró
Wickham”…. no sé, tengo mis
dudas…. Pero, Denny les informa de que Wickham no iba a estar en el baile. En
teoría, por asuntos de negocios:
(Denny) No creo que esos
asunto le hubiesen retenido
precisamente hoy, si no hubiese querido evitar encontrarse aquí con cierto
caballero.
Estaba claro que el encuentro
entre ambos era impensable. Y Lizzy, la valiente Lizzy, la arrogante Lizzy, …
la bondadosa Lizzy, ya tenía claro su veredicto. Wickham no necesitaba estar en
la fiesta para limpiar su nombre. Ya había conseguido que alguien lo hiciera por
él…. como, una vez más, suele ser habitual en este patrón de conducta…
(Lizzy) Cualquier atención o
tolerancia hacia Darcy significaba una injuria para Wickham…. Se puso de mal
humor
(Lizzy) … a pesar de que
estropearon todos sus planes para la noche, se le pasó pronto… después de
contarle sus penas a Charlotte Lucas
Esto es lo bueno de las amigAs…
que nos desahogamos hablando y hablando….
Pero, en breve, empieza la agonía
de Lizzy:
(Lizzy) Los dos primeros bailes
fueron una penitencia… el señor Collins disculpandose en vez de atender al
compás… le daba toda la pena y la vergüenza que una pareja desagradable pueda
dar en un par de bailes
Bailar con Collins o vivir con él
podían producir el mismo efecto…
Mientras tanto, no pierde ripio
para seguir recabando información sobre Wickham…
(Lizzy)… pudo hablar del señor
Wickham, enterándose de que todo el mundo le apreciaba.
Otra generalidad en estos casos.
Suelen ser personas que causan una impecable opinión social. Suelen ser
estupendos (el pederasta con el que todo el mundo estaba encantado porque
llevaba caramelos a los niños al colegio; el marido maltratador que era ultra
cariñoso con su mujer en público;
la estupendísima y sufridora madre cuyos hijos estaban siempre hospitalizados
por su Síndrome de Munchausen)
Tenemos sorpresa:
(Lizzy) de repente se dio cuenta
de que el señor Darcy se había acercado a ella y le estaba pidiendo el próximo
baile… sin saber qué hacía, aceptó… ella se enfadó consigo misma por su
inconsciencia…
Qué queréis que os diga, me
alegro de que Darcy pillara a Lizzy completamente con las defensas bajadas….
Charlotte le hace ver la ventaja de la propuesta y que haga un esfuerzo por ser
amable con él:
(Lizzy) Ésa sería la mayor de
todas las desgracias. ¡Encontrar encantador a un hombre que debe ser odiado! No
me desees tanto mal.
(Charlotte) no pudo evitar
advertirle al oído que no fuera una tonta
¡Qué bien me cae Charlotte! Una
amiga magnífica que sabe decirle a su amiga exactamente lo que está haciendo:
una tontería. Pero Lizzy está ya en el bucle distorsionado. Charlotte le da el
primer toque: quizás Darcy no sea lo malo que ella piensa. Le entra por un oído
y le sale por otro. Wickham ya la ha anestesiado para que cualquier intento de
alejarlo de su versión sea absolutamente inútil. Objetivo conseguido. Habrá más
alertas de sirena que Lizzy desoirá por completo…
Ahora empieza la deliciosa escena
del baile entre Darcy y Lizzy que tanto nos gusta. Muy amables, on y va…:
(Lizzy y Darcy)…. Silencio… al
principio estaba decidida a no romperlo, cuando de pronto pensó que el peor
castigo para su pareja sería obligarle a hablar, e hizo una pequeña observación
sobre el baile.
Esta escena y este capítulo es
una auténtica lección de protocolo y de saber estar. Cómo comportarse en sociedad,
qué temas sacar para dar conversación sin entrar en intimidades….
(Darcy) Él sonrió y le aseguró
que diría todo lo que ella desease escuchar.
Ay, Lizzy, menudo hombre tienes
delante y no te estás dando cuenta, cegada por la sonrisita envenenada de Wickham….
(Lizzy)ahora podemos permanecer
callados
Lizzy estaba muy segura de sí
misma y, como tal, y pensando que estaba dominando la situación, y que debía de
ser dura con Darcy, se pone muy marimandona. Casi, casi, una auténtica niñata…
ella también tenía lecciones que aprender…
La conversación entre ambos es
una auténtica maravilla. La
capacidad que tienen los dos de identificar emociones y distinguirlas de los
pensamientos; de saber e interpretar a que se pueden deber unos u otros; y cómo
están interactuando en la situación con la persona que tienen delante es de lo
mejorcito en asertividad (solamente superado por la escena del rechazo por
parte de Lizzy a Darcy en su primera declaración. Pero ya llegará el momento de
hablar de esta genial escena):
(Darcy) ¿Está Vd. satisfaciendo
ahora a sus propios sentimientos, o piensa que está gratificando a los míos?
(Lizzy) Los dos somos
insociables, taciturnos y enemigos de hablar, a menos que esperemos decir algo
que deslumbre a todos los presentes y pase a la posteridad con todo el brillo
de un proverbio.
No solamente Lizzy quería hablar
con Darcy y saber más de su relación con Wickham. Al igual que éste, consciente
de que Lizzy les había visto en su encuentro en Meryton, eligió neutralizarla
(con éxito rotundo) para que creyera su versión, y sacó la conversación a
propósito, ahora es Darcy, que también se dio cuenta de que Lizzy les había
visto, quien empieza a tantear… Lamentablemente, llega tarde. Wickham se le
había adelantado y había conseguido darle la vuelta a la realidad (a su favor,
claro). Él era el bueno, y Darcy el malo. Y Lizzy compró la historia.
(Darcy) Meryton… (Lizzy)… cuando
nos encontró usted el otro día, acabábamos precisamente de conocer a un nuevo
amigo….
El efecto fue inmediato.
Darcy conoce a Wickham y lanza
sus elegantes pullitas.
(Darcy) El señor Wickham está
dotado de tan gratos modales que ciertamente puede hacer amigos con facilidad.
Lo que es menos cierto, es que sea igualmente capaz de conservarlos.
En vano, pues Lizzy se ha convertido
en el escudo perfecto de Wickham.
(Lizzy) Él ha tenido la desgracia
de perder su amistad de tal forma que sufrirá por ello toda la vida
Me imagino que a Darcy el
estómago se le debió de retorcer cuatro vueltas y media. En este momento se
acerca Sir William Lucas, quien deja caer la insinuación del compromiso de Jane
y Bingley, lo cual acaba de rematar el ánimo de Darcy. Se le va la mente a las
nubes…
(Darcy) La interrupción de sir
William me ha hecho olvidar de qué estábamos hablando
(Lizzy) Creo que no estábamos
hablando. … Ya hemos probado con
dos o tres temas sin éxito. No tengo ni idea de qué podemos hablar ahora.
Lizzy quería ser borde. Y el
pobre Darcy, no hacía más que querer hablar con ella. E intenta por los que
sabe son sus temas favoritos (ay, Lizzy, que par de collejas te tenía que haber
dado Charlotte…)
(Darcy) ¿Qué piensa de los
libros?
(Lizzy) ¡Oh, no! Estoy segura de
que no … sacamos las mismas impresiones
(Darcy) si así fuera, de
cualquier modo, no nos faltaría tema. Podemos comprobar nuestras diversas
opiniones.
¡Pero qué monada de Sr. Darcy! Es
que es para comérselo!!! Si le encanta hasta debatir con Lizzy, y la otra
bebiendo los vientos por un impresentable….
(Lizzy) Recuerdo haberle oído
decir que usted raramente perdonaba….. ¿y no se deja cegar alguna vez por los
prejuicios?
Lizzy pasándose una vez más de
lista e intentanto poner en evidencia donde no hay nada que evidenciar.
Pero Darcy, está genial. Genial.
(Darcy) ¿Puedo preguntarle cuál
es la intención de estas preguntas?
Fantástico. En vez de entrar al
trapo, u ofenderse, opta por la pregunta. Fabuloso.
(Lizzy) He oído cosas tan
diferentes de usted, que no consigo aclararme.
Darcy probablemente sospecha que
ya le han puesto verde y se han inventado falacias sobre él. Tan sólo pide el
beneficio de la duda:
(Darcy) desearía, señorita
Bennet, que no esbozase mi carácter en este momento, porque tengo razones para
temer que el resultado no reflejaría la verdad.
(Darcy) de ningún modo desearía
impedir cualquier satisfacción suya
¡Qué tristeza que Lizzy se
estuviera perdiendo el placer de la interacción con un hombre así!
Se separaron en silencio, los dos
insatisfechos, aunque en distinto grado, pues en el corazón de Darcy había un
deseo bastante poderoso hacia ella.
Sí, pobre, qué frustración. Él
fue al baile con la misma intención hacia ella que la que tenía Lizzy, pero
respecto a Wickham: la conquista. Pero con la Serpiente Ka (véase “El Libro de
la Selva” de Disney) por medio (Wickham), la diana del corazón de Lizzy estaba
completamente distorsionada.
Tenemos ahora el segundo intento
de explicarle a Lizzy quién es Wickham. Como en la vida misma, quien se atreve
a decirle al cornudo que le están engañando, sale apaleado. La persona engañada
no puede (por un tema de disonancia cognitiva – es decir, lo que uno piensa no
concuerda con lo que uno oye-) dar crédito a lo que se le dice. Para evitar el
conflicto cognitivo, sigue aferrándose a su versión.
(Srta Bingley) Déjeme que le aconseje, como amiga, que no se fíe
demasiado de todo lo que le cuente, porque eso de que el señor Darcy le trató
mal es completamente falso; por el contrario, siempre ha sido
extraordinariamente amable con él, aunque George Wickham se ha portado con el
señor Darcy de la manera más infame…….
Hasta aquí el intento de Caroline
fue correctísimo. Lástima que metiera la pata en el último momento. Si se
hubiera callado aquí, quizás, y sólo quizás, hubiera instalado la duda en
Lizzy. Pero el siguiente comentario no solamente sobró, sino que reforzó la
teoría de Elizabeth.
(Srta. Bingley) pero en realidad,
teniendo en cuenta su origen, no se podía esperar nada mejor…
(Lizzy) Su culpabilidad y su
origen parece que son para usted una misma cosa…
Una persona tan recta y con unos
valores como Lizzy no pueden admitir que se cuestione la dignidad de una
persona simplemente por el origen de su familia. Caroline dio de pleno en la
diana de su indignación y, por tanto, su argumento perdió toda credibilidad.
(Srta. Bingley) Perdone mi
entrometimiento, fue con la mejor intención.
Como suele ocurrir, cuando quien
intenta decir la verdad, se lleva el injusto sopapo, no queda más que retirarse
a tiempo.
(Lizzy) No veo en él más que tu
terca ignorancia y la malicia de Darcy
Lizzy sigue horadando en el bucle
de la manipulación. Está en el centro de la trampa, jugando impecablemente de
acuerdo a las reglas de la falsedad que ella misma ha aceptado y decidido defender con todo su honor…. Pobre,
pobre Lizzy.
Aun así, espera seguir
consiguiendo más información sobre el asunto. Jane, en un descanso del cortejo
de Bingley, habla con su hermana…
(Lizzy) Quiero saber lo que has
oído decir del señor Wickham. Pero quizá has estado demasiado ocupada con cosas
más agradables para pensar en una tercera persona… Si así ha sido, puedes estar
segura de que te perdono
Tercer salto de la alarma. Lizzy,
lejos de identificarlo, oye cantos de sirena. Ella tiene razón, los demás no.
(Jane) Bingley está firmemente
convencido de que el señor Wickham ha recibido más atenciones del señor DArcy
de las que ha merecido; y siento decir que, según él, el señor Wickham dista
mucho de ser un joven respetable. Me temo que haya sido imprudente y que tenga
bien merecido el haber perdido la consideración del señor Darcy.
Atención a la siguiente pregunta,
pues resulta muy curiosa:
(Lizzy) ¿El señor Bingley no
conoce personalmente al señor Wickham?.... perdona que no me convenzan sus
afirmaciones. Hace muy bien en defender a su amigo
¿Conocía ella acaso a Wickham?
¿Por qué ella tiene que creer la historia de un hombre al que acaba de
conocer?¿Tiene acaso ella más datos de Wickham aparte de su apariencia física,
sus modales agradables y su historia conmovedora? No se da cuenta de que está
criticando de Bingley precisamente lo que ella está haciendo.
Collins ahora se acaba de enterar
de quién es Darcy y está dando vueltas sobre sí mismo de regocijo. Cualquier
interacción con la alta sociedad le priva, y no piensa desaprovechar la
oportunidad. Como sea. Una lección más de protocolo del que, por cierto, hoy en
día, se sabe tan poco:
(Sr. Collins) el señor Darcy
consideraría el que se dirigiese a él sin previa presentación como una
impertinencia y un atrevimiento, más que como un cumplido a su tía…. Le
correspondería al señor Darcy, por la superioridad de su rango, tomar la
iniciativa. Collins la escuchó
decidido a seguir sus propios impulsos.
Sorpresivamente Collins, tan
cumplidor con las normas, encontrará alguna excusa para poder saltárselas…
(Sr. Collins) debe haber una gran
diferencia entre las fórmulas de cortesía establecidas para los laicos y las
aceptadas para los clérigos.
Y, si no, nos las inventamos….
(Sr. Collins)De modo que
permítame que siga los dictados de mi conciencia que en esta ocasión me llevan
a realizar lo que considero un deber. Dispense, pues, que no siga sus consejos…
creo que en este caso estoy más capacitado, por mi educación y mi estudio
habitual, que una joven como usted, para decidir … (y se alejó para ir a
saludar a Darcy)
Collins no solamente no tenía
abuela, es que no le hacía absolutamente ninguna falta. Y a pullitas
malintencionadas y sutiles,
tampoco tenía mucho rival…
El desprecio del Sr. Darcy crecía
con la duración de su segundo discurso y, al final, sólo hizo una leve
inclinación y se fue a otro sitio.
Genial, Mr. Darcy. ¿Para qué
poner en evidencia a un pobre diablo?
Mientras, Lizzy se distraía en
otros pensamientos…
(Lizzy) Se imaginó a Jane
instalada en aquella gran casa con toda la felicidad que un matrimonio por
verdadero amor puede proporcionar
La Sra. Bennet parecía que no se
iba a cansar nunca de enumerar las ventajas de aquella alianza.
Concluyó deseando a la señora
Lucas que no tardase en ser tan afortunada como ella, aunque triunfante pensaba
que no había muchas esperanzas.
Darcy estaba oyendo casi todo.
(Sra. Bennet) ¿Qué significa el
señor DArcy para mi? Dime, ¿por qué habría de tenerle miedo? No le debemos
ninguna atención especial como para sentirnos obligados a no decir nada que
pueda molestarle.
(Lizzy) ¿Qué ganas con ofender al
señor Darcy?
Elizabeth cada vez se ponía más
colorada por la vergüenza y el disgusto que estaba pasando.
(Darcy) La expresión de su cara
iba gradualmente des desprecio y la indignación a una imperturbable seriedad.
Ante tanta escena bochornosa,
Austen rompe la tensión emocional:
Lady Lucas se entregó a los
placeres del pollo y del jamón.
Un respirín, porque ahora viene
lo gordo de verdad para Lizzy:
Este intervalo de tranquilidad no
duró mucho. Mary se disponía a obsequiar a los presentes con su canto…
Elizabeth pasó una verdadera agonía.
A Elizabeth le parecía que si su
familia se hubiese puesto de acuerdo para hacer el ridículo en todo lo posible
aquella noche, no les habría salido mejor ni habrían obtenido tanto éxito.
Y, lo peor, es que no sabía que
ella era la que estaba haciendo el ridículo más grande de todos sacando la cara
por un vil manipulador…
No sabía qué le resultaba más
intolerable si el silencioso desprecio de Darcy o las insolentes sonrisitas de
las damas.
En estas estaba Lizzy, cuando su
amiga, la grandiosa Charlotte, salió al quite. Poco sabía que estas maniobras
para salvar a su amiga de su cortejador, iban a tomar más adelante un cariz
absolutamente inesperado…
Su amiga la señorita Lucas fue la
única que la consoló sentándose a su lado con frecuencia y desviando hacia ella
la conversación de Collins.
Darcy no se acercó a hablarles.
Elizabeth lo atribuyó al resultado de sus alusiones a Wickham y se alegró de
ello.
Lizzy se creyó triunfante. Pensó
que había humillado a Darcy. Lejos estaba de saber que la auténtica humillación
la iba a sentir ella cuando se diera cuenta de qué manera tan mezquina había
sido utilizada, y las consecuencias de haber entrado, aunque fuera
inconscientemente, a un juego maquiavélico del que se propia hermana acabaría
siendo la pagana.
Chapter 17
(Jane) It was not in her nature
to question the veracity of a young man of such amiable apearance as Wickham.
(Jane)… nothing remained
therefore to be done, but to think well of them both, to defend the
conduct of each, and throw into
the account of accident or mistake whatever could not be otherwise explained.
(Jane) Laugh as much as you
choose, but you will not laugh me out of my opinion.
(Lizzy) I can much more easily
believe Mr. Bingley’s being imponed on, than that Mr. Wickham should invent
such a history of himself as he gave me last night…. Besides, there was truth
in his looks.
(Jane) It is difficult indeed –
it is distressing. One does not know what to think.
(Lizzy) I bed your pardon; one
knows exactly what to think.
(Lizzy going to Netherfield Ball)
Elizabeth thought with pleasure of dancing a great deal with Mr. Wickham.
(Mary on the Netherfield Ball)
While I can have my morningg to myself, said she, it is enojgh – I think it is
no sacrifice to join occasionally in evening engagements. Society has claims on
usa ll; and I profess muself one of those who consider intervals of recreation
and amusement as desirable for every body.
(Mr. Collins) I take this
opportunity of soliciting tours, Miss Elizabeth, for the two first dances
especially, a preferente which I trust my cusin Jane will attribute to the
right cause, and not to any disrespect for her.
(Lizzy) She had fully proponed
being engged by Mr. Wickham for those very dances; and to have Mr. Collins
instead!
(Lizzy) It now first struck her,
that she was selected from hmong her sisters as worthy of being mistress of
Hunsford Parsonage…. The idea soon reached to conviction.
(Lizzy) … her mother gave her to
understand that the probability of their marriage was extremely agreeable to
her. Elizabeth, however, did not choose to take the hint, being well aware that
a serious dispute must be the consequence of any reply. Mr. Collins might never
make the offer, and till he did, it was useless to quarrel about him.
Chapter 18
(Lizzy) She had dressed with more
than usual care, and prepared in the highest spirits for the conquest of all
that remained unsubdued of his heart.
(Denny) I do not imagine his
Business would have called him away just now, if he had not wanted to avoid a
certain gentleman here.
(Lizzy) Attendance, forbearance,
patience with Darcy, was injury to Wickham…. (ill humour)
(Lizzy) … though every prospecto
f her own was destroyed for the evening… having tolda ll her griefs to
Charlotte Lucas… she was soon able to make a voluntary transition to the
oddities of her cousin…
(Lizzy) The first two dances…
were dances of mortification….
(Mr. Collins) apologising instead
of attending… gave her all the shame and misery which a disagreeable partner
for a couple of dances can give.
(Lizzy)… talking of Wickham, and
of hearing that he was universally liked.
(Lizzy) She found herself
suddenly addressed by Mr. Darcy who took her so much by surprise in his
application for her hand, that, without knowing what she did, she ccepted him….
She was Leith to feto ver hew own want of presence of mind.
(Lizzy) To find a man agreeable
whom one is determined to hate! Do not wish me such an evil.
(Charlotte to Lizzy) do not be a
simpleton…
(Lizzy and Darcy) … silence… at
first she was resolved not to break it; till suddently fancying that it would
be the greater pusnishment to her partner to oblige him to talk, she made some
slight observation on the dance.
(Lizzy) It is your turn tos ay
something now, Mr. Darcy. I talked about the dance, and you ought to make some
sort of remark on the size of the room, or the number of couples
(Darcy) He smiled and assured her
that whatever she wished hom to say should be said.
(Lizzy) But now, we may be
silent.
(Darcy) Are you consulting your
own feelings in the present case, or do you imagine that you are gratifying
mine?
(Lizzy) We are each o fan
unsocial, taciturn disposition, unwilling to speak, unless we expect to say
something that will amaze the whole room, and be handed down to posterity with
all the eclat of a proverb
(Lizzy) I must not decide on my
own performance
(Darcy)… Meryton…. (Lizzy) When
you met us the other day, we had just been forming a new acquaintance…. The
effect was immediate.
(Darcy) Mr. Wickham is blessed
with such happy manners as may ensure his making friends - whether he may be equally capable of
retaining them, was less certain.
(Lizzy) he has been so onlucky as
to lose your friendship and in a manner which he is likely to suffer from all
his life.
Sir William Lucas mentions the
probable event bewtween Jane and Bingley…
(DArcy) Sir William’s allusion to
his friendo seemed to strike him forcibly.
(DArcy turning to Elizabeth) Sir
William’s interruption has made me forget what we were talking of
(Lizzy) I do not think we were
speaking at all… we have traed two or three subjects already without success,
and what we are to talk of next I cannot imagine.
(DArcy) What think you of books?
(Lizzy) I am sur ewe never read
the same, or not with the same feelings
(Darcy)… there can at least be no
want of subject. We may compare our different opinions
(Lizzy changing the subject)… you
hardly ever forgave, that your resentment once crated was unappeasable. …And
never allow yourself to be blinded by prejudice?
(Darcy) May I ask to what these
questions tend?
(Lizzy) I hear such different
accounts of you as puzzle me exceedingly
(Darcy) I could wish, Miss
Bennet, that you were not to sketch my character at the present momento, as
there is reason to fear that the performance would reflect no credit on either.
(Darcy) I would by no means
suspend any pleasure of tours…
(Both)… parted in silence.. on
each side dissatisfied, though not in equal degree, for in Darcy’s breast there
was a tolerable powerful feeling towards her.
(Miss Bingley) let me recommend
you not to give implicit confidence toa ll his assertions (Wickhams) for as to
Mr. Darcy’s using him ill, it is perfectly false; for, on the contrary, he has
always been remarkably kind to him, though George Wickham has treated Mr. Darcy
in a most infamous manner.
(Miss Bingley) … considering his
descent, one could not expect much better
(Lizzy) His guilt and his descent
appear by your account to be the same.
(Miss Bingley) Excuse my
interferente – it was kindly meant.
(Lizzy) I see nothing in it but
your own wilful ignorante and the malice of Mr. Darcy.
(Lizzy) I want to know what you
have learnt about Mr. Wickham. But perhamps you have been too pleasantly
engaged to hink of any third person; in which case you may be sure of my
pardon.
(Jane to Lizzy) Bingley is
perfectly convenced that Mr. Wickham has deserved much less attention from Mr.
Darcy than he has received, and.. Mr. Wickham is by no means a respectable
young man. I am afraid he has been very imprudente, and has deserved to lose
Mr. Darcy’s regard.
(Lizzy) Mr. Bingley does not know
Mr. Wickham himself? This account then is what he has received from Mr. Darcy….
You must excuse my not being convenced by assurances only. Mr. Bingley’s
defense of his friendo was a very able one.
(Lizzy) She then changed the
discourse to one more gratifying to each, and on which there could be no
difference of sentiment.
(Lizzy to Collins) his addressing
Mr. DArcy without introduction as an impertinente freedom, rather than a
compliment to his aunt… if it were, it must belong to Mr. Darcy, the superior
in consequence, to begin the acquaintance… Mr. Collins had the determined air
of following his own inclination… must be a wide difference between the
established forms of ceremony amongst the laity, and those which regulate the
clergy.
(Mr. Collins) You must therefore
allow me to follow the dictates of my consciente on this occasion… Pardon me
for neglecting the profit by your advine… I consider myself more fitted by
education and habitual study to decide on what is right than a young lady like
yourself…. He Leith her to attend Mr. Darcy….
(Lizzy) It vexed her to see him
expose himself to such a man
(Darcy) Mr. Darcy’s contempt
seemed abundantlyy increasing with the length of his second speech, and at the
end of it he only made him a slight bow, and moved another way.
(Lizzy) She saw Jane in idea
settled in that very house, in all the felicity which a marriage of true
affection could bestow.
Mrs. Bennet seemed incasable of
fatigue while enumerating the advantages of the match.
(Mrs. Bennet) concluyes with many
good wishes that Lady Lucas might soon be equally fortunate, though evidently
and triumphantly believing there was no chance of it.
The chief of it was overheard by
Mr. Darcy.
(Mrs. Bennet) Whar is mr. Darcy
to me, pray, that I should be afraid of him? I am sur ewe owe him no such
particular civility as to be obligad tos ay nothing he may not like to hear.
(Lizzy) What advantage can it be
for you to offend Mr. Darcy?
Elizabeth blushed and blushed
again with shame and vexation.
(Darcy) The expresión of his face
changed gradually from indignant contempt to a composed and steady gravity.
Lady Lucas was left to the
comforts of cold ham and Chicken.
Not log was the intervalo of
tranquility. To Elizabeth it appeared that, had her family m ade an agreement
to expose themselves as much as they could Turing the evening, it would have
been impossible for them to play their parts iwth more spirit or finer success.
(Lizzy) She could not determine
whether the silent contempt of the gentleman, or the insolent smiles of the
ladies, were more intolerable.
She owed her greatest relief to
Miss Lucas, who often joined them, and good-naturaedlly engaged Mr. Collins’s
conversation to herself.
(Darcy) never came near enough to
speak. She felt it to be the probable consequence of her allusions to Mr.
Wickham, and rejoiced in it.
Mrs. Bennet was perfectly
satisfied.
¡Vaya dos capítulos más interesantes! Me gustan un montón de frases y me ha sido muy dificil elegir... ¿Como es posible que toda esta novela sea oro puro???
ResponderEliminarEs que es una mina...en serio, es un golpe directo, palabra tras palabra :)
EliminarPara que veas..... Y muchas veces hay que saltarse algunas porque si no... ¡pondríamos el libro completo!
ResponderEliminarJajaja, no veas lo dificil que lo tengo para transcribir las encuestas :D
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