domingo, 1 de septiembre de 2013

Articulo! Lecciones de coquetería - de Mariela Cavani

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Ya sé, yo misma soy gran admiradora de ella, que Elizabeth Bennet es una de las heroínas más influyentes de la literatura. Lo que admiro más de este personaje es su capacidad y rapidez de respuesta, está siempre un paso adelante de los demás y sabe qué decir aun cuando su opinión esté equivocada. En la obra de Jane Austen, Orgullo y Prejuicio, generalmente, estos comentarios brillantes vienen presentados en sus diálogos con Mr Darcy, a quien en principio desprecia por su carácter orgulloso, vanidoso, obstinado y arrogante, aunque Darcy suaviza este carácter con ella en el recorrido de la novela; no obstante Lizzy no percibe el cambio por los prejuicios que sobre él tiene.


Aun cuando existen estos prejuicios, sus conversaciones con Darcy están aderezadas por mucha coquetería, no una coquetería burda pero una coquetería inteligente y un poco pretenciosa. Por ejemplo, en el capítulo VI, cuando por primera vez Elizabeth nota que Darcy empezaba a observarla con insistencia, le lanza esta pregunta:

¿No cree usted, señor Darcy, que me expresé muy bien hace un momento, cuando le insistía al coronel Forster para que nos diese un baile en Meryton?

Más adelante en el capítulo, cuando es atajada por Sir Lucas, quien acompañaba, con sus elocuentes conversaciones, a Darcy, para que baile con él, la misma Jane Austen explica que Elizabeth se niega, les mira y se retira “con coquetería”.

Otro clásico ejemplo sucede cuando para acompañar a su enferma hermana Jane, se hospeda en Netherfield Park y tiene que sociabilizar con los hermanos Bingley, los Hurst y el señor Darcy. En estos capítulos se observa el creciente interés de Darcy en ella, cómo van dirigidas a ella todas las atenciones y reservados cumplidos y cómo Lizzy ignora su interés poniendo a prueba incluso la paciencia del pobre Mr Darcy.


No me sorprende ahora que conozca sólo a seis mujeres perfectas. Lo que me extraña es que conozca a alguna. Le dice en una de estas ocasiones cuando el grupo conversaba acerca de lo que hace virtuosa a las señoritas de la época: los conocimientos sobre música, canto, dibujo, baile, lenguas modernas y –Darcy añade, en deferencia a Lizzy, supongo, porque le gustaba leer– la lectura. Darcy expone que solo conoce media docena de estas mujeres perfectas mientras Lizzy reprende su exigencia retándolo a que probablemente no conozca ninguna que cumpla con todas estos méritos.

Así como estos pequeños detalles hay muchos en cada encuentro entre Darcy y Lizzy, cuando finalmente realizan su primer baile, todas las galanterías de Darcy y todos los retos coquetos de Elizabeth en respuesta. Cuando se encuentran en Rosings, es otro ejemplo, mientras ella tocaba el piano, también la retórica coqueta, que no era precisamente flirteo, sucede. En el capítulo XXXI, Lizzy parece intimidada por la cercanía de Darcy cuando éste se aproxima para observarla tocar, Elizabeth es descarada con él, actúa como echándole en cara que no le importa su amistad, y le reprocha, con elegancia, que no hubiera bailado más que con sus conocidos cuando se encontraron, por primera vez, en el baile de Meryton. Mi coquetería favorita en este capítulo ocurre cuando, para quitarse la mirada y palabras de Darcy de encima, le dice al coronel Fitzwilliam, primo de Darcy, que sus dedos esperan sus órdenes para continuar en el piano.

Fijándome en tales detalles, me pareció realizar esta guía, de la mismísima Elizabeth Bennet. Treinta y cinco lecciones que nos enseñarán a ser coquetas de una manera elegante e inteligente.

Lección #1
Si no eres lo suficientemente bonita para tentarlo a bailar contigo: hazlo sufrir negándote a bailar con él en las próximas reuniones, ríete de él con tus amigas y ten la virtud de hacer divertidas las cosas ridículas (capítulo 3).

Lección #2
Si él es orgulloso: tú puedes ser prejuiciosa.

Lección #3
Si te observa con insistencia solo para criticarte: tu naturalidad y alegría pueden ser tus mejores estratagemas. Aunque tu impertinencia también puede dar resultados positivos, como dice el viejo y conocido refrán: “guárdate el aire para enfriar la sopa” (capítulo 6).


Lección #4
Si sorpresivamente a él le parece, de repente, aceptar la iniciativa de otro para que bailes con él: negarte con coquetería tendrá sus consecuencias para una próxima invitación (capítulo 6).

Lección #5
Si en el plan maestro de tu madre está que tu hermana enferme en otra casa para pescar marido: tú debes correr en su socorro, también habrá un marido para ti que pescar.

Lección #6
El ejercicio puede dar mucha luminosidad a tus ojos y a tu rostro. Y a él le atraerá (capítulo 8).

Lección #7
Tu independencia puede significar presunción y algo abominable para él, pero terminará admirándola.

Lección #8
Que la lectura no sea tu pasatiempo favorito sino una de tus actividades del día.

Lección #9
Encuentra placer en muchas cosas.

Lección #10
Defiéndelo aunque todavía no te guste. Recuerda que su carácter es complejo y los pobres nervios de tu madre no son nada sensatos (capítulo 9).

Lección #11
Rétalo con argumentos inteligentes.

Lección #12
No te convenzas de que porque te mire con insistencia significa que está interesado en ti. Podría estar desdeñando tu parentela.

Lección #13
Si te invita a bailar, por iniciativa propia, desaíralo solo para no complacer lo que espera de ti (capítulo 10).

Lección #14
Ignóralo con sarcasmo juguetón (capítulo 11).

Lección #15
Que otra chica te invite a pasear junto a ella para atraer su atención hacia sí misma podría terminar beneficiándote. Y lo haría sacar alguna de sus galanterías (capítulo 11).

Lección #16
Adereza tus conversaciones con retos y sarcasmos.


Lección #17
Cuando finalmente aceptes bailar con él, oblígalo a hablar; podría ser tu mejor castigo para su orgullo, vanidad y arrogancia (capítulo 18).

Lección #18
Reprocha en ti misma sus defectos. Sabrá que estás retratándolo a él.

Lección #19
Si eres amable con todos, excepto con él, esto lo atraerá a ti.

Lección #20
Que tu valor crezca cuando intente intimidarte, aunque en realidad él no esté intentando alarmarte sino intimar contigo (capítulo 31).

Lección #21
No te complazcas en sustentar opiniones que no son tuyas.

Lección #22
No lo juzgues. Él solo baila con personas que conoce.

Lección #23
Coquetea, inofensivamente, con su amigo.

Lección #24
Discúlpalo, él no es bueno para darse a conocer a extraños.

Lección #25
Date una vuelta por la alameda.

Lección #26
Cuando te reportes enferma: vendrá corriendo a verte… Y te propondrá matrimonio.

Lección #27
Que el amor sea tu locura y no la vanidad.

Lección #28
Aunque parezca que has ido en su búsqueda, date una vuelta por su casa (capítulo 43).

Lección #29
Sé celosa con el secreto de su familia.

Lección #30
Si su importante tía viene a amenazarte, déjale claro que no estás dispuesta a renunciar a él. Esto lo hará renovar su propuesta de matrimonio (capítulo 56).

Lección #31
Agradécele que haya rescatado a tu insensata hermana, y a toda tu familia, de la deshonra.

Lección #32
Si no hay una alameda: busca nuevos caminos en los que perderte con él.

Lección #33
Pregúntale afectuosamente cuándo fue el momento exacto en el que se enamoró de ti (capítulo 60).

Lección #34
Protégelo de las conversaciones que pueden mortificarle.

Lección #35
Y ríe del todo: has conquistado al Mr Darcy.

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Este artículo o reflexión está realizado por Mariela Cavani, una encantadora venezolana, austenita y amante las buenas novelas con final feliz :). Puedes leer su artículo sobre una hipótesis sobre Tom Lefroy aquí

Escribe habitualmente el blog "Cine, Libros y Jane Austen"  y Ficción Femenina. ¡Gracias Mariela!

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