Capítulo 27 Lizzy visita a su amiga Charlotte en Hunsford
Por fin, Elizabeth va a visitar el nuevo hogar de su amiga Charlotte. Antes, se despide de Wickham quien, una vez más, no pierde ocasión de poner sutilmente como hoja de perejil a la gente que en su día fueron sus benefactores. Y Lizzy, babeando todavía por él… Al menos, como se suele decir, serían buenos amigos para siempre…. ¡qué pena de Lizzy!... y, en el fondo, ¡quién puede decir que no ha sido nunca manipulado o engañado!...
(Wickham) … se encargó de recordarla lo que podría esperar de Lady Catherine de Bourgh, confiando en que la opinión que ambos tenían de ella, y en la opinión que tenían sobre todo el mundo, coincidiría siempre. Mostraba tal interés que Lizzy sintió que siempre estaría unida a él por un afecto sincero, y se marchó convencida de que, tanto si se casaba como si se quedaba soltero, siempre sería para ella el modelo de lo que significaba ser amable y agradable.
Sin comentarios. Creo que ya he hecho bastantes en los capítulos anteriores sobre lo que sentía realmente Lizzy por Wickham, como seguiremos viendo más adelante. Le gustara a ella admitirlo o no cuando se dio cuenta de que había metido la pata hasta el cuezo. Como suele ocurrir, así que no hizo nada que no hagamos la mayoría de los mortales... intentar minimizar el ridículo...
Lizzy se marcha con el padre y la hermana de Charlotte pero, se tenían ya tan vistos, que las horas de viaje no invitaron a hablar de nada interesante…
(Lizzy sobre el viaje con Sir William Lucas y su hija)… les escuchó con el mismo interés que al traqueteo de la carreta.
De camino, deciden hacer una breve parada en Londres para ver a los tios Gardiner y a Jane. Sale de nuevo el tema de Wickham. Fijaros en el razonamiento de Lizzy. O ha perdido el juicio y el sentido común (lógico, había sido manipulado por un profesional), o está profundamente dolida. No dejéis de comparar la postura de Lizzy frente al posible matrimonio de Wickham, con el de su amiga Charlotte.
(Lizzy a la tía Gardiner) Te ruego… ¿cuál es la diferencia en asuntos matrimoniales entre los motivos mercenarios o los guiados por la prudencia?
Cierto. En aquella época, el matrimonio era un asunto social y económico, más que afectivo. Este aspecto quedaba en un tercer o cuarto plano.
(Lizzy sobre Wickham) Las Navidades pasadas temías que me casara con él, pues habría sido una imprudencia; y ahora que él está intentando conquistar a una mujer tan sólo por el hecho de que tiene diez mil libras al año, quieres hacerme ver que se trata de un mercenario.
Hombre, Lizzy. Si no fueras tan recta para otras cosas, este comentario tendría su lógica. Pero está claro que no estás midiendo con la misma vara a todo el mundo. Como ya hemos visto, uno de los síntomas de las personas manipuladas perversamente, es que defienden de manera irracional a su manipulador (no lo saben) personal. Porque, francamente, este argumento tiene muy poquito de racional, y prácticamente nada que ver con los valores que defiende la propia Lizzy en su estado natural… Pero la tía Gardiner sigue haciéndola poner los pies en la tierra:
(La tía Gardiner sobre Wickham y la Srta. King) Hay una cierta indelicadeza en dirigir sus atenciones hacia ella justo tras la muerte de su abuelo, que la ha hecho heredera de su fortuna.
Lo dicho. Son como sabuesos. Las personas les sirven en función de sus intereses únicamente. Ahora Lizzy hace el remate del tomate, el argumento más desafortunado que se suele hacer en estos casos:
(Lizzy) Si ella no se opone, ¿por qué deberíamos de hacerlo nosotros?
Pues, Santa Lizzy, déjame que te lo explique: porque está siendo engañada; porque los encantos de Wickham con ella tienen como único objetivo su cuenta bancaria, no sus afectos; porque se trata de una joven inocente a la que se va a merendar un hambriento seductor. Claro que ella no se opone. No puede hacerlo porque, al ser la presa, está viendo tan solo lo que Wickham quiere que vea, no la realidad. Si estuviera decidiendo sobre datos objetivos y sobre la verdad (sus deudas, su carácter despilfarrador, etc.) sería otra cosa. Pero está aceptándolo únicamente sobre una mentira. Y a eso, querida Lizzy, no podemos llamarlo objetivamente “consentimiento”.
Y creo que la tía Gardiner me da la razón:
(Tía Gardiner) Que ella no se oponga no le justifica a él en absoluto. Tan sólo evidencia alguna deficiencia en su propio carácter, bien por falta de sentido, o de sentimiento.
Lizzy se queda sin argumentos. No piensa hablar mal de Wickham. Hablan ahora por su boca todo el orgullo que le permite su autoestima humillada, y los prejuicios equivocados sobre los hombres que ha conocido últimamente:
(Lizzy) Tómatelo como quieras. Él es un mercenario y ella una boba.
Pero Lizzy, ¡qué manera de hablar es esa! La verdad es que acaba de pasar por una temporadita un poco ajetreada
sentimentalmente: Jane se queda plantada cuando un hombre maravilloso no da el paso para casarse con ella; a ella la humilla otro candidato importante, pero que deja su orgullo a la altura del betún; además, le pide en matrimonio un primo repelente y que les va a quitar la casa, lo rechaza y tiene que soportar todo el escándalo que eso supone en la familia; y a ella misma le da plantón su militar favorito, Wickham, que no tiene las narices de apostar por ella, sino que se va finalmente corriendo detrás de una nueva rica. Objetivamente, no me extraña que Lizzy hubiera perdido un poco la cabeza y el corazón.
Viendo lo bien que le va a Charlotte con Collins, la siguiente afirmación puede ser bastante certera…
(Lizzy) Después de todo, quizás solamente merezca la pena conocer a hombres estúpidos
(Tia G) … esas palabras tienen cierto regusto de amargura…
Seguro. Todo había salido al revés. Incluso que el matrimonio de Charlotte con Collins fuera un desastre. Ahora todo el mundo estaba felizmente emparejado… excepto su hermana Jane y ella.
Entonces, vino la tía Gardiner de nuevo al rescate, y le propuso un viaje a los lagos para ese verano. Ay, ese viaje en el que, todavía no lo sabe, verá Pemberley…
(Lizzy) Adiós a la decepción y a la tristeza. ¿Qué son los hombres jóvenes comparados con las rocas y las montañas?
Desde luego, el que no se consuela, es porque no quiere….
Capítulo 28
Llegada a Hunsford, la casa de los Sres. Collins..
(Lizzy en Hunsford) Elizabeth estaba preparada para verle en todo su esplendor…
Ya hemos visto cómo defendía Lizzy la elección de Wickham y cómo no le parecía nada mal, sino todo lo contrario, que decidiera emparejarse con una mujer tan sólo por su dinero. Charlotte había hecho algo parecido, pero con un transfondo
completamente distinto. En el ánimo de Charlotte no estaba la manipulación ni la utilización de Collins. Simplemente vio que ambos podían encontrar el uno en el otro lo que estaban buscando. No era precisamente afecto, pero era un intercambio noble y satisfactorio para los dos.
(Lizzy sobre Charlotte) … se quedaba mirando con admiración a su amiga por el aspecto tan alegre que lucía teniendo en cuenta a quién tenía por compañero…
Bueno, Charlotte ya se lo advirtió. No todo el mundo tiene las mismas razones para ser feliz. Y ella había cumplido ampliamente con las suyas, ¿cómo no estar alegre?
Además, había aprendido a tolerar la imbecilidad de su marido, sin conflictos y sin sufrimientos absurdos…
(Charlotte)… en general, Charlotte, muy sabiamente, no escuchaba lo que él decía…
Ahora Collins está, efectivamente, en todo su esplendor. La siguiente frase de Austen me gusta, y ahora os explicaré por qué:…
… cada panorámica fue explicada con tal nivel de detalle que la belleza quedó completamente a un lado….
Hay cosas, como la belleza, que se perciben en primer lugar como algo parecido a un sentimiento. Cuando intentamos racionalizar lo que tenemos delante, y lo diseccionamos para analizar el porqué del cómo, la belleza pierde su magia…
Lizzy iba comprendiendo cada vez mejor la felicidad de su amiga…
… cuando uno podía abstraerse de la presencia del Sr. Collins, había realmente un aspecto de gran comodidad por todas partes….
… Elizabeth… tuvo que… reconocer que todo se había hecho muy bien.
Pues sí, cabezoncilla, estaba muy bien hecho, aunque, al principio, no te lo pareciera…
Y llega la invitación a Rosings, y Lizzy tiene la oportunidad de ver, por primera vez, a la presunta futura esposa de Darcy…
(Elizabeth sobre la Srta. de Bourgh) Me gusta su aspecto… Tiene aspecto enfermizo y malhumorado. Sí, le hará muy bien. Será la perfecta esposa para él.
Ay, ese venenillo que te vas a tener que tragar….
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Chapter 27
(Wickham) reminding her of what she was to expect in Lady Catherine de Bourgh, and trusting their opinion of her –their opinion of everybody- would always coincide, there was a solicitude, an interest which she felt must ever attach her to him with a most sincere regard; and she parted from him convinced that, whether married or single, he must always be her model of the amiable and pleasing.
(Lizzy on travelling with Sir William Lucas and his daughter) … were listened to with about as much delight as the rattle of the chaise.
(Lizzy to aunt Gardiner) Pray… what is the difference in matrimonial affairs between the mercenary and the prudent motive?
(Lizzy on Wickham) Last Christmas you were afraid of his marrying me, because it would be imprudent; and now, because he is trying to get a girl with only ten thousand pounds, you want to find out that he is a mercenary
(Aunt Gardiner on Wickham and Miss King) There seems an indelicacy in directing his attentions towards her so soon alter (her grandfather’s death made her mistress of this fortune)
(Lizzy) If she does not object to it, why should we?
(Aunt Gardiner) Her not objecting does not justify him. It only shows her being deficiente in something herself- sense or feeling
(Lizzy) have it as you choose. He shall be mercenary and she shall be foolish.
(Lizzy) Stupid men are the only ones worth knowing after all.
(Aunt G) that speech savours strongly of disappointment
(Lizzy) Adieu to disappointment and spleen. What are young men to rock and mountains?
Chapter 28
(Lizzy in Hunsford) Elizabeth was prepared to see him in his glory.
(Lizzy on Charlotte) rather looked with wonder at her friend that she could have so cheerful an air with such a companion.
(Charlotte)… in general Charlotte wisely did not hear.
… every view was pointed out with a minuteness which left beauty entirely behind…
… when Mr. Collins could be forgotten, there was really an air of great comfort throughout…
… Elizabeth… had to…. akcnowledge that it was all done very well.
(Arrival of Lady Catherine)… I expected at least that the pigs were got into the garden, and here is nothing but Lady Catherine and her daughter
(Elizabeth on Miss de Bourgh) I like her appearance…. She looks sickly and cross. Yes, she will do for him very well. She will make him a very proper wife.